Quienes acuden al mercado describen una escena desoladora. Aseguran que ni siquiera con cinco, diez o cien dólares es posible comprar lo necesario para la semana, pues los precios de productos básicos como queso, huevos, carne, pollo y pescado aumentan sin control.
Un kilo de queso puede superar los 2.000 bolívares y un cartón de huevos ronda los 1.700, cifras absolutamente impagables para trabajadores que reciben salarios que no alcanzan ni para cubrir un producto.
Pero la indignación no es solo económica. Consumidores denuncian la presencia de moscas sobre los alimentos, malos olores, basura acumulada, aguas negras mezcladas con el agua de lluvia y pasillos llenos de barro que dificultan el tránsito. Incluso señalan que muchos deben usar botas de goma para caminar entre los puestos.
También reclaman el abandono institucional, pues aseguran que ninguna autoridad municipal ha atendido los problemas de drenaje, limpieza o recolección de desechos, pese a las reiteradas quejas.
Los vendedores tampoco escapan a la crisis: reportan disminución de clientes, caída de ingresos y un mercado que cada día luce más vacío. Temen que el lugar termine convertido en una zona abandonada si no se toman acciones urgentes.
Los consumidores exigen que se controlen los precios, se garantice la salubridad y se restituyan las condiciones mínimas para comprar alimentos sin arriesgar su salud ni sus pocos ingresos. La situación del mercado refleja la gravedad de la crisis económica y social que golpea a la región.
📝Con información de SNPD
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