La visualización panorámica, para cualquier ciudadano
venezolano, de este gran país, en cuanto a sus instituciones principales, es
que estamos en ruinas.
Aunque sea por un instante, para esa tarea, tratemos de ser
objetivo. Apaguemos, en beneficio de la verdad,
el sonoro ruido que, desde el alto gobierno se emite para pintarnos,
y, sólo con palabras huecas y engañosas, unas maravillas
que no existen.
No hay ninguna institución o área vital del país que, a
cabalidad funcione correctamente!
Hay un profundo divorcio entre lo que se dice o proclama y,
la realidad.
Si usted, amigo lector, visualiza el sindicalismo, por
ejemplo, desde la predica constitucional/legal, no dudo en que su aprobación de
lo que allí se dice, será entusiasta.
Mirado desde el papel, el sindicalismo y su libertad de
acción, es una maravilla y sería mejor si, como es lógico, le sacara las manos
al estado/gobierno de su su vida y, definiciones.
Pero, la realidad es otra!
Ya nos acercamos a dos
décadas continúas de gobierno de la auto nombrada revolución bolivariana y, la
cosecha sindical, con sello rojo, es de
ruinas y corrupción profunda.
El sindicalismo actual, no es capaz de nada!
No le sirve a los trabajadores y, el país.
En la década del 80 yo, y otro puñado de activistas sindicales,
dirigimos a Sutiss, sólo por dos años y, en ese breve tiempo, hicimos el
sindicalismo más aguerrido y combativo que se haya practicado en Guayana.
Con nosotros, y sobre todo por el ejemplo que dimos de
dignidad, coraje, compromiso con la clase y claridad de objetivos, el
sindicalismo emergió como una fuerza arrolladora de lucha y, de
esperanza en el país!
Por esa hidalguía en el combate laboral, fuimos perseguidos
y, en mi caso, enviado a prisión por muchos años.
Nada nos doblegó ni rindió! Fuimos fieles a nuestras banderas
de lucha, aún en la cárcel.
Fuimos presos políticos, pero irreductibles.!
Al salir de la cárcel, encontramos miles de banderas de
luchas sembradas en el alma laboral venezolana.
Quienes llegaron al poder bajo el lema de la revolución
bolivariana y, al principio, apoyados por quienes veníamos de la resistencia,
en lo atinente al sindicalismo, todo lo echaron por la borda.
Desde el chavismo se promovió, como nuevos jefes sindicales,
a los ciudadanos más corrompidos y oportunistas.
Asombra que hoy, en el rol de jefes sindicales, anden
ciudadanos que, siendo copeyanos, en otros tiempos y que, desde los espacios verdes, fueron execrados en la
llamada cuarta república, por bandidos, sean, en estos tiempos, estrellas
rojas.
Antes fueron bandidos y, hoy, son peores! Andan por
allí, mil millonarios, gracias al
patrocinio rojo.
Gentes así, desde el alto gobierno, son colocados en puestos
de dirección sindical, con el avieso propósito de desmoralizar la actividad
sindical y para que, en el país, no haya luchas ni protestas sociales.
Las ruinas del sindicalismo venezolano son promovidas desde Miraflores.
Pues, la versión que, en este país, se aplica de socialismo, es de diseño fidelista/militarista, los
cuales, en su primitiva concepción de la sociedad y la política, no admiten la
disidencia ni la fuerza social libre y autónoma de los trabajadores.
Para los transitorios inquilinos de Miraflores, el
sindicalismo erguido en los papeles constitucionales/legales, es una trampa
caza bobo, ya que, en realidad, ellos no quieren sindicalismo.
No les interesa su fuerza real!
El sindicalismo de la clase obrera, construido bajo los
principios de la libertad de acción, autonomía organizativa, independencia de
los demás poderes públicos y privados y, con política propia, no está en los
estanderes de Miraflores.
Guayana, cuna de las empresas básicas, el sindicalismo que
aquí se practica, con el placet de Miraflores, es una verdadera vergüenza
nacional. Véanlos en la prensa, como se arrastran!
El sindicalismo de la clase, está por reconstruirse!.
Mientras haya trabajo asalariado en el mundo, habrá necesidad
del sindicalismo!
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